La oficina de Alumni, campus Lima, y el Centro Cultural realizaron el conversatorio “Influencia del marketing en los niños” a cargo de Juan Francisco Dávila y Guadalupe Salazar.
Por Diana Seminario. 24 junio, 2015.De 1983 al 2004, las tasas de publicidad de marketing subieron de 100 millones de dólares a más de 15 mil millones de dólares. Para Juan Francisco Dávila, profesor de la Universidad de Piura, el marketing a niños ha existido probablemente desde comienzos del siglo XX cuando los centros comerciales empezaban a colocar zonas de juguetes, muebles o ropa para niños. La novedad, en los últimos 30 años, son los gastos de publicidad dirigidos a ese público objetivo.
Según Dávila, en Estados Unidos, un niño de primer grado es capaz de recordar unas 200 marcas distintas y tiene, en promedio, 70 juguetes distintos. “En el siglo XVIII, el niño vivía en un pueblo y conocía los nombres de todos los árboles y animales del pueblo. En la actualidad, tenemos niños que viven en ciudades donde lo que están viendo todo el día es televisión, publicidad, radio, Internet, paneles publicitarios por la calle”.
Sobre eso, el especialista explicó dos paradigmas. “El primero es el niño vulnerable, el ser que está en formación y puede ser dañado por la publicidad; por tanto hay que protegerlo ya que, por ejemplo, los niños de 5 años pueden distinguir los comerciales de la programación. Los niños no son capaces de percibir la intención comercial del anuncio, recién a los 8 años el niño es capaz de darse cuenta que le están vendiendo algo. El segundo es que el niño tiene derecho a la publicidad para que aprenda a conocer los productos y pueda realizar elecciones, no se le puede negar que vea publicidad”.
Dávila explicó que en 1978 se intentó prohibir en Estados Unidos la publicidad dirigida a niños menores de 7 años bajo el argumento de que los niños menores de esta edad no son capaces de identificar las intenciones comerciales. “Ahora, en Estado Unidos, 8 de cada 10 adultos no considera mal que se anuncie juguetes o cereales en los programas infantiles, pero lo que no les gusta es que se publicite comida chatarra”.
El especialista indicó que para las empresas los niños son importantes porque tienen un rol de comprador influyente en la compra de bienes familiares. Además, en el futuro serán los potenciales compradores de bienes.
Dávila explicó que no hay problema en que los niños conozcan las marcas, pero sí cómo se podría generar una relación con el materialismo; es decir “la importancia que un consumidor da a las posesiones materiales, la idea de que las posesiones materiales son el camino a la felicidad”.
Por su parte, Guadalupe Salazar, profesora de educación inicial en el Proyecto OPTIMIST, explicó que los niños al nacer tienen capacidad intelectual y depende del ambiente y los estímulos para desarrollar esa capacidad. Salazar habló que antes de los 8 años el cerebro se desarrolla muy rápido y que hay relación del aprendizaje sensorial con el marketing. “La publicidad y las imágenes estimulan los sentidos y ayuda al niño a desarrollar su capacidad de atención, memoria, vocabulario y retención”.